No soy tu amigo, compañero!
Reconozco que no son pocas las expresiones idomáticas que me generan un rechazo patológico, y no es que yo sea un erudito del buen hablar... de hecho -y en honor a la verdad- con el paso del tiempo he sufrido una marcada involución lingüística.
Pero de todas las manifestaciones existentes, el "AMIGO!" [ con o sin el prefijo 'E', así sin h ] me saca... me genera una violencia que nace desde mis entrañas y puede llegar a provocar una exposión verbal plagada de eufemismos poco alegres.
Y antes de que algún defensor de los derechos humanos y la inclusión social necesite catalogarme como facho, quiero aclarar que este asunto es -por completo- ajeno a cualquier contexto socio-económico de la persona que use la locución en cuestión.
A las pruebas me remito: Una vez, cuando todavía era operador técnico en Radio Argentina -ya hace casi una década atrás-, un reconocido conductor de programas deportivos estaba solicitando que tire al aire la tanda publicitaria de su programa y la solicita (dirigiéndose a mí) con la expresión "Eh Amigo, vamos a la pausa".
Inmediatamente tras cortar el micrófono y realizar las acciones ténicas correspondientes a tirar la publicidad al aire, presioné el botoncito del talkback (A.K.A "la cucaracha", en los programas de televisión) y durante los 2 minutos y medio que duraba el corte le recordé todos los términos existentes para dirigirse a mi persona que serían más acertados; principalmente los relacionados con mi función dentro de la emisora.
Tampoco se trata de la variación implementada, ya sea ameo, amiwo, amigacho... es indistinto.
Me hierve las pelotas cuando alguien utiliza el recurso de la empatía (y adicionalmente, bastardea el concepto de amistad, que es material para otro post en un futuro lejano) solo porque quiere pedirte algo.
Porque admitámoslo, nadie dice 'Eh Amigo' a una persona -sea que conozca o no su nombre- si no es para manguearle, por las buenas o por las malas, algo.
Es probable que esté exagerando la situación un poco, por el significado que tienen ciertas palabras en mi diccionario personal; lo cual solo evidenciaría un poco más mi intolerancia innata.
No obstante debo confesar publicamente que muchas veces siento -al escuchar a cualquier ser dirigirse como "amigo" hacia otra persona- un deseo incontenible de entrar en un loop infinito como el de Terrance & Phillip en South Park.
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